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No confíes en el proceso // Gratitud y decepción

Nos negaron la visa de inmediato.

Una semana después de que nos mudamos "para el verano" a Arizona.

Hoy es 9 de diciembre y todavía estamos en Arizona, el verano ha pasado y nosotros permanecemos allí.





Los últimos siete meses han estado cargados de emociones y preguntas. Teníamos preguntas cuando nos mudábamos de Seattle a Arizona, que se vieron satisfechas con la comodidad de una provisión financiera abundante, una cita para la visa que se acercaba rápidamente, poder aceptar las invitaciones a las funciones familiares y la emoción de septiembre, cuando nos mudaríamos a México.

Todo eso fue hace 7 meses, ahora, las finanzas son inciertas, esa cita para la visa llegó y se fue con un sello de rechazo, septiembre pasó rápido y todavía estamos en Arizona, viviendo en la casa de mis suegros, humildes.


La humildad ha sido la lección que Dios me ha dado en esta época en la que siento que mi vida ha estado en pausa. Humildad ante Él, no tengo el control, no sé qué hacer ni siquiera cuando siento que lo sé. Humildad ante los demás, estar dispuesta a dejar de lado mis necesidades, aprender a aceptar de los demás, saber que no tengo nada que dar a cambio. Humildad en mi rol de madre, no soy una madre perfecta, pero puedo amar, y mi identidad no está en cómo se comporta mi hijo. Humildad en mi matrimonio, necesito mucho más de lo que puedo dar ahora mismo, y no hay lugar para la culpa en el acto de recibir.


No hay una manera bonita y ordenada de presentar esta historia tal como la estamos viviendo mientras escribo esto.

Solo quiero ser real y honesto, que ahora mismo me siento humillado y un poco decepcionado; aunque puedo mirar atrás a los últimos 7 meses y ver cuánto ha trabajado Dios y cómo si nos fuéramos al final del verano nos faltaría mucho aprendizaje, claridad y profundidad para lo que viene por delante en México.


A mí se me permite tener la gratitud y la decepción en la misma mano. A ti también.


Estoy agradecido con mis suegros por abrirme su casa durante los últimos 7 meses,

Me decepciona que no tengamos una casa propia.

Estoy agradecido por una visión clara para nuestra mudanza a México, estoy decepcionado de que aún no estemos ahí.

Agradezco la humildad que Dios ha obrado en mí, pero me desilusiona que también duela.

Estoy agradecida por la doble ciudadanía para mi esposo y mis hijos, estoy decepcionada de que no hayamos sabido antes que esa era una opción.


Estoy agradecida y decepcionada. Elijo confiarle a Dios mi presente y mi futuro.


Mantener dos emociones complicadas y ser honesto acerca de ellas invita al cambio y al crecimiento en tu vida.

Probablemente será complicado. Elegir la gratitud y confiar en Dios frente a la decepción puede tener resultados diferentes a los esperados, pero a Dios le interesa saber en quién nos estamos convirtiendo, por lo que debemos seguir adelante con el corazón herido y las manos abiertas, confiando más en el Creador que en el proceso.



 


Para leer más sobre nuestro proceso; el llamado, la espera y la mudanza a México, vea las publicaciones relacionadas a continuación.

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